Una historia de enjuagues
El uso de enjuagues bucales viene de muchos siglos atrás. Las civilizaciones antiguas en Egipto, China, Grecia y Roma los incluían en su rutina de limpieza.
Sin embargo, fue hasta el año de 1638 cuando el científico holandés Anton van Leeuwenhoek percibió en cierta forma el propósito que estas sustancias tienen actualmente: exterminar los microorganismos de nuestra boca.
Gracias a su invento, el microscopio, que revolucionaría el mundo de la ciencia, Van Leeuwenhoek entró a la historia de la odontología como el primer investigador en intentar crear un enjuague con fundamento científico.
Al asomarse por la lente del microscopio, observó diminutos animalillos moviéndose en una muestra de placa oral tomada de sus propios dientes.
Entonces se enjuagó la boca con una mezcla de vinagre y brandy, tomó otra muestra de placa dental para observarla amplificada y notó que la cantidad de microorganismos había disminuido, pero aún persistían.
Así fue la primera prueba de laboratorio para un enjuague bucal.
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