Prácticas de higiene bucal

Pasta de dientes Escribonius, pastillas contra el mal aliento Cosmo y enjuagues de orines

Adentrarse en la vida del imperio Romano para conocer las costumbres de su gente resulta siempre fascinante. Las prácticas de higiene bucal no son la excepción. Aquí unos ejemplos.   

Se le puede considerar la primera pasta dental respaldada por un médico y también, en cierta forma, la pionera en llevar el nombre de su inventor al estilo de las marcas comerciales de hoy, era la “Escribonius”.     

Su creador fue Escribonius Largus, un médico romano del siglo I. En su obra “De Compositione Medicamentorum” recopiló 271 fórmulas de medicamentos, muchas de autoría propia. La de su dentífrico, elaborado con polvo de piedra pómez, vinagre, miel y sal, cobró mucha fama. 

Ya entonces circulaban las pastillas contra el mal aliento “Cosmo”, invención de un perfumista del mismo nombre.    

Enjuagarse la boca con orines era otro hábito de higiene. Este líquido –debido a su alto contenido de amonio ayuda a limpiar y blanquear los dientes-, se distribuía en ánforas selladas procedentes de la provincia romana de Hispania (España). Era muy cotizado.    

El poeta latino Cayo Valerio Catulo escribió:  

… en la tierra de Celtiberia, lo que cada uno mea, con esto se suele, por la mañana, el diente y el rojo espacio de la encía frotar, así que, cuanto este vuestro diente más pulido está, tanto que tú más cantidad has bebido, predica, de orina” (Catulo Carm. 39) 

Tampoco faltaban en las casas del pueblo romano los cepillos de dientes, llamados “dentiscalpium”, así como otros recursos y artilugios usados en la higiene bucal, que ya comentaremos.