Abre la boca para que te conozcan (no necesitas decir una sola palabra)
Los dientes revelan quienes somos. La forma, el tamaño y la manera en que cada pieza se ha posicionado en la dentadura, ofrecen pistas sobre nuestra historia familiar, personalidad y emociones recurrentes.
La odontóloga francesa Michèle Caffin abordó esta teoría en su libro “Cuando los dientes hablan” (2000). Veamos algunos ejemplos basados en este texto.
En el caso de los dos dientes incisivos centrales superiores –ubicados delante de la boca-, representan, el derecho, la figura masculina (padre) y el izquierdo, la figura femenina (madre).
Las personas cuyo central izquierdo es prominente –a menudo se encima a la otra pieza- tiene aún en la edad adulta una fuerte influencia materna; más que la paterna. Esto resulta común.
Si ambos incisivos se encuentran alineados simétricamente, esto reflejaun equilibrio en la relación con ambos padres. Perder una de estas piezas a edad temprana revelaría la ausencia de uno de los progenitores.
¿Qué podríamos decir de quienes padecen diastema en los centrales (dientes separados)? Por lo general, suelen ser personas con problemas en sus relaciones de pareja.
Los incisivos laterales superiores, los dientes siguientes, hablan de la relación con el padre y la madre por la defensa de la individualidad. Si el lateral superior derecho se encima al central, hay conflicto con el padre. El izquierdo indica oposición a la madre.
El canino superior derecho denota una personalidad abierta. El izquierdo habla de capacidad para enfrentar los cambios. El tamaño de estas piezas es percibido como símbolo de superioridad.
Todo esto nos lleva a suponer que, al someternos a un tratamiento de ortodoncia o implante, estamos en cierta forma “borrando” parte de una pasado el cual quizás nos ha limitado como seres humanos. Así la vida podría mejorar. ¿Qué piensas al respecto?