¿La raza a la que pertenece una persona influye en la forma de sus dientes?
Hasta principios del siglo XX, la odontología suponía la existencia de dos variables que determinaban la forma de los dientes en las personas.
Se consideraba la raza del paciente: blanca, negra y amarilla; en segundo lugar, su temperamento: sanguíneo, flemático, colérico y melancólico. Este perfil psicológico se expresaba también en su aspecto físico.
Estos conceptos guiaban la práctica dental en la elaboración de prótesis, las cuales no siempre resultaban cómodas para el pacientes ni afines a su rostro.
A finales de 1913, el dentista norteamericano Leon Williams (1852- 1932) echó por tierra estos postulados.
Luego de un análisis exhaustivo de dientes y cráneos de todas las razas, concluyó que únicamente existen 3 formas de dientes en todos los seres humanos: cuadrado, triangular y ovoideo.
Sus investigaciones dieron lugar a la “Ley de armonía de Williams” e inauguró así una nueva era en el campo de la prótesis, con notables mejoras estéticas y funcionales.
La naturaleza no siempre logra la armonía, explicaba Williams, por lo que la misión del dentista debe ser elegir el tipo de diente acorde con la fisonomía del paciente.
En conclusión, la raza de una persona no determina el tamaño ni la forma de sus dientes.