Larga vida a los dientes, la patodoncia
Cuando se trata de salvar piezas dentales de la fatal extracción, la endodoncia resulta uno de los procedimientos mayormente practicado en los consultorios dentales.
Su historia, aunque parezca difícil de creer, viene de muy lejos en el tiempo.
Arquígenes, un célebre médico sirio del siglo I que trabajó en Roma, figura como el primer galeno en describirla -quizás no en practicarla-: “extirpación de la pulpa a fin de conservar el diente y aliviar el dolor”.
En efecto. La endodoncia consiste en extirpar la pulpa dental para posteriormente rellenar y sellar la cavidad con un material que evite la proliferación de microorganismos.
Durante 1838, el dentista norteamericano Edward Maynard realizó un importante aporte al tratamiento, al utilizar la cuerda de una maquinaria de reloj para ensanchar y dar forma cónica al conducto del diente.
Sin embargo, la llegada de los rayos catódicos (rayos X) a los consultorios dentales en 1895 hizo posible una mejor evaluación y seguimiento de este procedimiento.
Así la endodoncia, denominada a principios de siglo XX terapia de los conductos radiculares o patodoncia, ha sobrevivido casi 2000 años en la odontología.