Una endodoncia te puede enfermar seriamente
La endodoncia es un procedimiento dental muy común. La mayoría de los odontólogos suponen que es altamente seguro. Sin embargo, a largo plazo resulta todo lo contrario.
Desde hace muchos años, científicos han realizados estudios que arrojan resultados muy preocupantes para quienes tienen piezas dentales con endodoncia.
Estos dientes quedan prácticamente sin vida luego de que se les ha extraído los nervios y vasos sanguíneos internos (pulpa dental).
¿Puede una parte del cuerpo, que está muerta, no contaminar al organismo? La respuesta parece obvia.
Las endodoncias se pueden convertir en incubadoras de bacterias tóxicas que, bajo ciertas circunstancias, llegan al torrente sanguíneo causando afecciones que se manifestarán hasta una década después del tratamiento.
Hablamos de dientes tóxicos, que se ven y se sienten bien durante años, pero con potencial de provocar enfermedades crónico degenerativas, cardíacas, renales, reumáticas, neurológicas o autoinmunes como el lupus e incluso cáncer.
El reconocido dentista canadiense Weston Price (1870-1948) fue pionero en las investigaciones sobre los riesgos que representan las endodoncias para la salud, a partir de su denominada teoría de la infección focal.
En cierta ocasión, Price recomendó a una mujer con artritis dejarse extraer una endodoncia que de hecho lucía en buenas condiciones. La paciente, desde hace seis años en silla de ruedas, accedió.
El médico implantó el diente extraído bajo la piel de un conejo. El animal desarrolló artritis y murió a causa de la infección días después. La mujer, en cambio, se recuperó de su enfermedad y pudo caminar sin ayuda de bastón.
La endodoncia se popularizó para evitar la extracción de dientes fracturados sobre todo por caries. Hoy en día, con la llegada de los implantes, podríamos afirmar que este procedimiento dejó de ser necesario e incluso aconsejable.
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