Seda, nailon e higiene dental
El hilo dental, también conocido como seda dental, nació bajo la premisa de que una correcta higiene bucal puede prevenir una importante cantidad de enfermedades. Y esto es cierto.
Su invención la debemos al odontólogo norteamericano Levi Spear Parmly (1790-1859), conocido como “el apóstol de la higiene dental”, quien en 1815 lo “recetaba” a sus pacientes para ayudarles a prevenir infecciones de encías, mal aliento y caries.
En 1882 la compañía Codman & Shurtlett comenzó a producir y vender el hilo de Levi Spear hecho en seda. Años después Johnson & Johnson conseguiría la primera patente de fabricación.
Sin embargo, los beneficios del producto no fueron suficientemente difundidos o quizás no bien comprendidos entre el público y su uso decaería en los años siguientes.
Tuvo que llegar un nuevo material para que el hilo dental cobrara otra vez relevancia. Hablamos de 1940 y de Charles Bass, un dentista norteamericano que propone el nailon para su fabricación en lugar de la seda empleada entonces.
El hilo de nailon posee gran resistencia, elasticidad y un precio accesible. Charles Bass difunde la importancia de usarlo como un método de prevención contra enfermedades dentales. El resto es historia.